En un país... en un estado en los que la Ley es lo último que importa, el mensaje claro es: Písala si quieres progresar.
¿Te estorba la ley?, ¡házla a un lado!
Y aunque el mensaje llega a todos, no es para todos.
En realidad, la oferta es solamente para los cercanos al Poder.
Hace tiempo, que aprendimos a privilegiar la política sobre la ley... ahora lo pagamos.
En el 2005, Lopez Obrador se pasó por debajo de sus cayucos un amparo que fue concedido a un particular... sí, a un ciudadano, en contra de las acciones del propio López, quien quería invadir, e invadió la propiedad del ciudadano con el pretexto de una obra vial.
López merecía un juicio político, un desafuero, y comenzó el procedimiento, pero políticamente se determinó que ello lo haría víctima y mejor no lo metieron al tambo, en perjuicio del ciudadano invadido.
Y de ahí en adelante...
Lopitos bloqueó la avenida Reforma con su protesta meada, e hizo quebrar a decenas de ciudadanos trabajadores y emprendedores... hacerlo pagar por ello ante la ley, era políticamente incorrecto, allá que los ciudadanos aguanten.
Si ese fue su camino, ¿quién creería en su sano juicio que cumpliría aquello de "Nadie por encima de la ley?
Y en Nuevo León, 60 violaciones a la Ley Electoral; Marianis hace campaña en el DIF... exhibe a los niños... no vive en la ciudad que pretende gobernar... ¡ufff!
¿Y quién hace cumplir la ley?
¡Noooo!, otra vez, aplicar la ley en contra de estos políticos es un contrasentido total...
Los políticos ven la vida con ojos de político... pero nosotros, que somos mayoría, la vemos con ojos de víctima.
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