Al Chile... al Chile... qué envidia

En Chile, el presidente izquierdista sintió que era su momento y se lanzó con la idea de una nueva Constitución, obviamente, una que permitiera apretar a los empresarios y privilegiar las políticas de dádiva... suprimir derechos a los patrones y permitir que las empresas se conviertan en cooperativas.

Iba muy bien hasta que para legitimar su intento, siguió el camino del Plesbicito.

¿Aceptas o rechazas el proyecto para dotar a Chile de una nueva constitución?

El resultado fue abrumador: El 61 por ciento de la población le gritó a Boric que le dieron el trabajo de empleado, no de jefe de la Nación... y que debe ceñirse a la Constitución actual y gobernar con ella, cumplir lo que establece y olvidarse de sus locuras chavistas.

He recuperado mi admiración por los ciudadanos chilenos...

Una Nueva Constitución no puede nacer de la calentura mental de un solo hombre, es la Ley, es la Norma que nos va a regir a TODOS.

Lamentablemente estamos ahora mismo muy lejos de Chile... muy, muy lejos de su madurez política, de su cultura ciudadana, de sus luchas sociales que costaron miles de vidas inocentes.

Nosotros agachones y convenencieros...

A nivel nacional López ordena cambios sin consultar al pueblo... lanza decretazos por sus puros calzones y nadie protesta.

A nivel estatal, Samuel, en su anhelo de hacer creer al pueblo globero que la historia comienza desde que llegó al gobierno, anuncia que va a crear una nueva Constitución.

¿La necesitamos... la queremos?

En ese bodrio político los diputados se la reciben, cuando por pura dignidad se la debieron regresar.

Los colectivos debieron exigir que se detuviera ese mamarracho.

Pero aquí estamos, como simples espectadores de una comedia barata que nos cuesta millones

Admiro y envidio a los chilenos, a los que allá dan muestras de valor cívico.

Acá, creemos que los únicos chilenos que valen, son los que vienen a enseñarnos de futbol.

¡Puaj!