Por ALBERTO CANDANOSA
En comunicación política la realidad y el discurso suelen ir en sentidos distintos. Ejemplo de ello es el mensaje de AMLO al día siguiente de la negativa del INE al registro de México Libre.
No es casual que recurrentemente AMLO mencione a Calderón y lo haga ver como su principal adversario. AMLO está consciente que Calderón es un rival que efectivamente está moralmente derrotado, principalmente por su fallida guerra contra el crimen organizado.
Es decir, hay una estrategia por parte de la 4T para construir a su villano favorito y el hecho de que ese personaje sea Calderón le cae como anillo al dedo a AMLO porque expresa de manera natural su repudio hacia quien lo venció en las elecciones presidenciales del año 2006.
Y en esa estrategia, se ha tenido claro que el registro del partido de Felipe Calderón beneficiaba electoralmente a la 4T, ya que México Libre representaba dividir a la ya de por sí fragmentada oposición. En los hechos, el mejor escenario para Morena era que México Libre obtuviese su registro y dividiera a la oposición, y en particular al PAN.
Sin embargo AMLO da un discurso triunfalista en el que expresa que el hecho de que México Libre no haya obtenido su registro se trata de un rechazo de la población que ya no piensa como antes (no de una decisión de un organismo con facultades como el INE) y de hasta justicia divina.
En resumen, el rechazo al registro de México Libre es un hecho negativo para la estrategia electoral de la 4T, pero es un triunfo para AMLO en lo personal y en su discurso.
No está todo definido, puesto que Calderón recurrirá al TRIFE y pudiera tener un fallo a su favor.
