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  • Foto del escritorRed Crucero

¿Buenos días?, señor Gobernador


¿Cómo es el amanecer de un Gobernador a quien le informan sobre la cantidad de hechos violentos en la metrópoli, corazón del estado bajo su responsabilidad?


¿Se siente devastado?... ¿molesto?... ¿sentirá que el mundo cierra pinzas sobre él y lo aprisiona?


¿Sentirá acaso que por más que lo intenta nada sale?


A menos que se encuentre alterado en sus facultades, Samuel García no puede sentirse a gusto con esos reportes.


No, porque en medio de tales hechos violentos, la cantidad de asaltos a personas normales y trabajadoras se incrementa.


Le roban la camioneta a la mamá que acude a dejar a su hijo al Colegio.


Asaltan al trabajador que regresa a casa luego de una intensa y dura jornada.


Roban a quien produce...


Pero Nuevo León no se raja... y en esa persistencia poco o nada tiene que ver un gobernador.


Su discurso del nada nos doblega, es una manera de colgarse, como el zancudo, de la yunta, para decirle al buey "vamos arando".


Nuevo León se mueve porque es Nuevo León, así de fácil... Nuevo León se mueve, no gracias a su gobernador, sino a pesar de él.


El trabajo del gobernador es darle a esa gente noble y chambeadora las condiciones mínimas de seguridad y de facilidades para rifársela.


No, señor... no estamos trabajando...


Los nuevoleoneses trabajamos, y esperamos que el gobernador y su equipo trabajen.


Insisto, no debe ser fácil ser Samuel en estas condiciones, pero yo no fui a su casa a pedirle que fuera mi gobernador.


Él anduvo de calefacto con la promesa de que todo iba a ser mejor, pero en realidad todo está peor.



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