En la Heroica Escuela Naval corre una voz que se vuelve ley no escrita: Si desenfundas la espada,no la vuelvas a la funda si no va tinta en sangre.
Es asunto de honor...
El sable no se desenfunda para inspirar temor o para fintar, mucho menos para fanfarronear.
No hay pleito de borrachos que lo justifique... no hay incidente aislado que lo amerite... no hay mentada que lo valga.
Samuel ha desenfundado tanto las armas y luego termina por pedir tregua.
Pero esta vez parece que no hay reversa.
¿Ha valido la pena?
¿Es un auténtico pleito de honor?
Para que ello sea posible y plausible, es que la manera de pelear nos remita a la elegancia de un duelo de altura.
Que no parezca un duelo de borrachos de infecta piquera.
¿Usted nota algo así?