Había un Pepe Mujica, presidente de Uruguay, quien viajaba en vocho, vivía en austeridad total... paradigma del bienamado presidente convertido en ícono mundial.
Hubo un Andrés Manuel López Obrador quien viajaba en Tsuru cuando era jefe de gobierno... paradigma del líder austero y efectivo.
Pasó el tiempo y Mujica permanece como ese paradigma, se ha retirado de la política como senador con un discurso inolvidable.
Se fue cuando él decidió, cuando se convenció de que su tiempo y las condiciones no favorecían a su estilo y posibilidad.
Se fue en su vocho...
Pasó el tiempo y Andrés Manuel es el presidente quien dice viajar en un Jetta... pero las imágenes lo presentan en una Suburban blindada.
Pasó el tiempo y Andrés Manuel se encierra a piedra y lodo en el Palacio Nacional, impone vallas metálicas para que las mujeres inconformes no lleguen hasta él.
Andrés Manuel no habla de retirarse...
Su discurso ya no es inolvidable, sino deleznable.
Al final, Mujica deja en claro que lo suyo era auténtico, por ello fue el mismo como Presidente del Uruguay...
Al final queda en claro que Andrés Manuel no era auténtico, se mostró en su realidad cuando consiguió el poder que anhelaba.
Queda en claro que Andrés Manuel no se va a ir...
Habrá que echarlo.