Veníamos de un buen sexenio, Calderón con el 65 por ciento de aprobación y con todo, ganó el PRI.
No había nada qué rescatar, la economía estaba en perfecto estado; el fantasma de la inseguridad estaba reducido a su mínima expresión.
México se asomaba al concierto internacional, gracias a lo que Zedillo hizo en su tiempo y lo que no destruyó Vicente Fox.
Aún así, el voto se fue al PRI, que insisto, no hizo campaña con el rescate como fondo... simplemente apostó a la frivolidad y a la historia de telenovela, del presidente guapo y la esposa de melodrama.
Fue la votación más tranquila de los recientes 10 sexenios, ni López Obrador fue una amenaza.
Ahora, estamos en medio de una crisis espantosa...
Crisis de salud y crisis económica, agravadas por la ineptitud del gobierno federal.
De aquel... "¿Qué mal puede hacer el viejecito?", a... "¡Este viejo nos va a hundir!", pasamos en apenas dos años.
Ahora sí hay mucho por rescatar...
Ahora sí hay una ciudadanía asustada, no la que recibía privilegios, como recita la chairiza... No, está asustada la ciudadanía productiva, la que ahora considera un privilegio el derecho de trabajar, producir y progresar en paz.
Está asustada la ciudadanía que ya perdió uno o dos seres amados... parientes, amigos.
Está asustada la ciudadanía que ve la ineptitud y la ignorancia en los controles, mezclada con una soberbia monumental.
Ahora sí hay mucho por rescatar...
¿Y qué creen?
Parece chiste... pero no.
¡Ahí está el PRI!