El Ogro Filantrópico, de Octavio Paz, ha sido trascendente como la frase de Vargas Llosa: México es la dictadura perfecta.
Ambos maestros se refieren a un mismo modelo: El gobierno monopólico y autoritario del PRI de esos tiempos.
Cuarenta años después, el Ogro Filantrópico renace, se reinventa y se perfecciona.
La dictadura perfecta tiende hacia la tiranía... ergo, ya no es perfecta.
López Obrador alienta una nueva vida, un nuevo Ogro Filantrópico basado en la misma forma de ver la vida política.
López golpea como ogro, golpea a nuestras personas mayores...
Les quita las medicinas que les daban el IMSS, el ISSSTE o el sistema de salud de PEMEX... sus hospitales son ahora cascarones en los que internarse es entrar a la sala de espera del viaje final, sin posibilidad de cancelar.
Les incrementa los precios de sus productos básicos, desde la tortilla hasta el frijol y el arroz... los pone a cuidar nietos, los lleva a realizar larguísimas filas bajo el sol o la lluvia para aguardar un beneficio relativo.
El precio de la energía eléctrica que pagan es una roca inmensa... el agua, los prediales, los pasajes en taxi...
Tendidos al sol como los hombres y mujeres del Pueblo Blanco de Serrat, nuestra gente grande escucha entonces el lado filantrópico del ogro.
¡Se eleva el monto de la pensión a mil 900 pesos mensuales!
¿Se puede ser mejor ser humano?... ¿quién se preocupó antes por ellos y por ellas?
¿Quién se atrevió a brindarles tanto apoyo?
En su propia parábola, ese mesías autoproclamado, es el Buen Samaritano que antes de brindar ayuda al caído, le manda a los ladrones para que lo tundan.
Así luce más su corazón de Ogro Filantrópico.