Mentir a otros no es tan complicado cuando el oficio para ello se adquiere.
Pero mentir a uno mismo es rascar tierra con una cuchara con la idea de llegar a China.
López miente... nos miente a todos.
Dice que el Covid era como una gripita.
Dice que va a rescatar a PEMEX.
Dice que primero los pobres...
Dice que la ONU le va a ayudar a vender el avión.
Dice que la ONU va a comprar los medicamentos contra el cáncer...
Se necesita cierto grado de perversidad para engañar con tanto afán en asuntos en los que requerimos con urgencia la verdad.
Yo quisiera saber en dónde estamos realmente con el tema del Covid... ya perdí en lo personal a mucha gente amada en esta pandemia monstruosa.
Yo quisiera saber si los pequeñitos que convalecen en el Hospital Universitario y en la Clínica 25, por cáncer o leucemia, tienen la posibilidad de encontrar pronto esos medicamentos que son vitales.
Pero ya no creo nada...
No le creo al que dijo que "ya pasó lo peor", desde hace cuatro meses.
No le creo al que prometió tener los medicamentos desde diciembre del año pasado.
Lo que no sé es si disfruta mentir y engañarnos.
Si por las noches enfundado en su mameluco de conejo con borlita en la cola se carcajea de los pobres mexicanos quienes sufren las consecuencias de su ineptitud o de su maldad.
Vivir con el presente y el futuro atado a un mentiroso da pie a una vida miserable.
A una vida en la que no queda más remedio que buscar en los recovecos de la fe algo en lo cual creer.
Estamos tan llenos, tan rodeados de mentiras, que este nuestro país se ha convertido en una gran mentira, todo es falso...
Menos nuestros muertos.