Hace dos semanas pensaba en este día, en este artículo...
Acostumbro agradecer el último día del año, agradecer por toda la protección y el impulso recibidos en este 2020.
¿Podré agradecer?, Me preguntaba.
Ha sido un año particularmente doloroso, la partida de mi querido hermano y de mi madre marcaron el calendario.
No podría agradecer la muerte de mi sangre... Imposible, ¿Quién puede agradecer algo así?
Y sin embargo agradezco que mi Señor se tomó el tiempo para explicar a través de textos y experiencias la realidad de nuestra naturaleza mortal.
La grandeza de una familia que ante un dolor de esa magnitud se toma de las manos y se abraza...
Agradezco que tuve en dónde refugiarme.
Agradezco que esté humilde esfuerzo periodístico logró sobrevivir otro año con crecimiento que ilusiona tras el nacimiento de cruceromx.com.
Agradezco a todos quienes se jugaron la suerte con nosotros, con esté humilde proyecto y aguantaron vara cuando los pagos salían tres o cuatro días después.
A Mapy, a doña Soco, a Martha Elí, Norma Flores, Adán Claudio, Alfredo Nava, Checolín Garza, Isaí Márquez, Fito Hernández, Armando Arrambide, Dani Betancourt y El Guerry.
Llegamos, es lo que importa...
Gracias por jugársela con esté humilde proyecto, gracias a cada uno y cada una.
Gracias a mi socio Hernán Garza, quien responde a la perfección al perfil de herramienta divina para sostener el esfuerzo.
Dios ha sido bueno conmigo...
Mi dolor no es un dolor único, cada día en este México alguien pierde a un ser amado... A veces dos o tres en la misma casa.
Dios ha estado ahí para aguantar en silencio mis reclamos... Y también para impulsar a redcrucero, para darle certidumbre.
Así pues, al cerrar el año puedo decir que tengo retos, tengo gratitud...
¡Y tengo fe!