La historia de la política mexicana está llena de alianzas... alianzas que generalmente fueron escenario de traiciones.
Pero solamente recuerdo una alianza nacional que funcionó como un relojito, la del 2006.
Esa alianza no se firmó en un papelito, ni los participantes se tomaron la foto con las manos unidas.
Pero gracias a ella, Felipe Calderón llegó a la Presidencia de la República...
Gracias a esa alianza, en Nuevo León, el PRI que en el 2003 rondaba los 800 mil votos para arrasar con la elección para gobernador, se desplomó a solamente 200 mil.
Los operadores priístas aceptaron trabajar para los votos de Calderón, porque había que combatir el mal mayor, llamado Andrés Manuel López Obrador.
El PRI jaló...
Se viene otra elección con el mismo objetivo, sacarle el poder a López para evitar que termine por destrozar al país con leyes y decisiones aprobadas por un Poder Legislativo lleno de agachones... excepto Muñoz Ledo.
Cierto que el PAN tronó la posibilidad de una alianza formal.
Pero no se apure, falta muuuucho tiempo para la elección y como siempre ocurre en la política, las cosas más importantes no aparecen en las portadas, más bien, se mueven en los sótanos.
Pero más aún, la decisión ciudadana de ir por una sola opción será vital.
En este tiempo, ya lo verá usted, dejará de ser antinatural votar por el PRI.
Entenderemos que en casos de urgencia es mejor sacar al perro bravo que se come la carne de la mesa, pero ataca al ladrón, que ir por el perrito perfumado que mueve la colita muy coqueto, pero del miedo se zurra en la sala.