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  • Foto del escritorRed Crucero

La clase media que no se raja...



México ha sobrevivido a pésimos presidentes.


No tiene por qué ser la excepción con López.


Y me refiero a ese México pujante que no se rinde, que trabaja, que produce, que vende, que busca mercados y que se va cada noche a dormir con la certeza del deber cumplido.


Hoy tenemos a un pobre presidente que da evidencia clara de que no está bien de sus facultades mentales.


Por tanto, lo que dice y lo que se contradice... lo que insulta y lo que desdice... ¡nada tiene sentido!


¿Qué hacemos?


Pues bien, ante la falta de un liderazgo real... de una estrategia cierta, ese México tiene que moverse, y moverse con cuidado.


Los mexicanos no le creen a su Presidente, o una gran cantidad de mexicanos.


Es inútil condenar a quienes se van a la carretera nacional... o quienes en marzo saturaron las pirámides de Teotihuacan... o a quienes saturan las estaciones del metro o las paradas de camiones.


Si desconocemos bien a bien qué cosa es el Covid 19, pero conocemos perfectamente el hambre.


Entonces buscamos líderes que nos digan cómo hacerle para sobrevivir no solamente al virus, sino al paro.


No habrá apoyo a las empresas micro, pequeñas y medianas... ya no vale la pena lamentar o criticar.


Los que se la rifan para sacar adelante sus gastos entienden de qué se trata, hay que moverse.


Aquí parece que la estrategia del Presidente López es lograr quiebras masivas para acabar con esa molesta clase media.


Pero la clase media, al menos la de Nuevo León, no se raja.


No se va a rajar...


No se va a dejar quebrar sin dar batalla.


Si los Alcaldes no lideran a sus ciudadanos para que se la rifen con toda seguridad, con protocolos nuevos, con protocolos ciertos y realistas... van a perder la oportunidad dorada de consagrarse como líderes de su comunidad.


Hay que estar cerca... hay que parar a los locos que salen a divertirse...


Hay que impulsar y cuidar a los héroes que van a dar la batalla por Nuevo León y por este México que no se rinde.


Ignorar al afectado de sus facultades...


Ignorar al que primero busca ver qué se roba y luego esgrime una ocurrencia.


Y darle... darle... darle duro, que de esta vamos a salir, a pesar del malito y el malote.


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