La marcha de apoyo al INE fue un rotundo éxito porque, aunque fue convocada por organizaciones civiles, fue ampliamente respaldado por cerca de 880 mil capitalinos, que sumados a los que marcharon en las más de 60 ciudades del país, así como en cuatro embajadas en el extranjero, debieron sumar algunos millones de mexicanos que están dispuestos a defender la autonomía del INE, aunque desde el púlpito de Palacio Nacional los hayan vituperado con toda clase de adjetivos denigrantes.
El resultado de esa marcha fue contundente, al grado que el Presidente desistió de enviar su iniciativa de reforma a la Constitución en materia electoral, porque de todos modos ya no le dan los votos, pero buscará, al igual que con la reforma eléctrica, modificar las leyes secundarias, lo que sería una clara violación a la Constitución política de todos los mexicanos.
Para contrarrestar el éxito de esa mega marcha del pasado domingo 13 de noviembre, el Presidente ha convocado una marcha nacional (la contra marcha) para el domingo 27 de noviembre, y de inmediato los gobernadores de Morena ya dijeron que van a acompañar al primer mandatario en esta contra marcha, claro, con sus respectivos camiones de acarreados, además de organizar, desde el poder, no desde la sociedad civil, diversas marchas en los estados gobernador por Morena.
Sin duda, acarrearán a cientos de miles de personas a la ciudad de México, con el consecuente desquiciamiento urbano, pero nunca será igual organizar marchas desde el poder, con todos los recursos disponibles para el acarreo y alimentación de los acarreados, que la organizada por ciudadanos, sin desviar un solo peso del erario.
Otro logra de la marcha del 13, fue el mensaje claro que se les envió a los legisladores, porque gracias a eso, resucitó la alianza opositora en la Cámara de Diputados y en los estados de Coahuila y Edomex, donde habrá elecciones en el 2023.
Este contra marcha no debe desanimar a los millones de ciudadanos que libremente salieron a defender al INE, no dejemos que decaiga el ánimo y sigamos marcando la pauta a las y los legisladores, incluidos los de Morena, porque ellos representan a los ciudadanos, no al poder constituido.