Por EDWIN CARCAÑO GUERRA
Todas las generaciones de la historia han soñado con ser héroes. Imaginan que se convierten él en factor decisivo que acaba con los enemigos y que gracias a su sacrificio el bien triunfa sobre el mal. Ser el campeón de la batalla implica entregarse a la causa y sufrir las consecuencias. Luke Skywalker dejó atrás su casa en Tatooine al igual que Harry Potter, Rocky, Frodo, Daniel San, Rudy y Don Quijote. La guerra implica abandonar la comodidad para convertirse en una mejor versión de sí mismo.
Las grandes crisis de la humanidad se dan en momentos en los que la sociedad lucha por su existencia. En el caso de México llevamos muchos años en una guerra interna que ha sido muy dolorosa para todos. Tal vez estamos en un momento en el que parece que nadie puede venir a salvarnos y cada quien debe de luchar por su vida y por su integridad. Sin embargo, la historia apunta a estos tiempos como los que transforman los tiempos y permiten un surgimiento social.
Desde uno de los pórticos de Atenas se enseñaba lo que hoy conocemos como El Estoicismo. Las enseñanzas de Zenón de Citio y Séneca buscaban que las personas siempre fueran la mejor versión de sí mismos. En este desarrollo había que olvidarse de la individualidad y abrazar el amor a la humanidad. Ser el mejor para que todos salgan beneficiados. El entendimiento de la responsabilidad personal en el acontecimiento de cualquier suceso se limita al al alcance de cada individuo.
Hoy, para ser un soldado heroico en contra del virus y su pandemia, hay que evitar ser un puente de contagio. Cometer irresponsabilidades, como ir a conciertos masivos, es demostrar que no hay amor por los demás, solo por sí mismo y eso contradice la esencia de ser un Estoico. La labor de todos aquellos que han permanecido en casa disfrutando el momento, aprendiendo nuevos oficios y cuidando a su familia han alcanzado la mejor versión de sí mismos.
Instagram: @ecarcanog