En aquellos ojos un atisbo... un clamor imposible, impensable.
Me amaba... le amaba... amor de miradas, amor que se disipa a la distancia y que nos hace extender la mano en un postrero e infructuoso esfuerzo.
-Yo sí le voy a decir una cosa Gorrón... por más que extienda la mano, nunca la va a alcanzar.
-Pero yo la amaba, Tenchita... la amaba.
-¿Y usted qué?... ¡Gorrón apuntado!, yo me refiero a Marcelito Ebrard.
-¿Se le hace que no alcanza la Presidencia?
-La Presidencia no sé... pero a la Claudia Sheinbaum ¡nunca!, a esa mujer la quiere mucho el Presidente...
-¡No me diga eso!, porque tengo muchos amigos que se la juegan por Marcelo.
-Pos mientras no se la jueguen como los dirigentes del PAN... ¡no tienen chamba!, se la juegan a todas horas...
-¡No me diga!
-Mire, si no me cree, salúdelos y luego se huele la mano... ¡a pura verija!
-¡Wácala!... de por sí orita hay más dirigentes que militantes... a ese partido ya se lo cargó el payaso.
-Pues vaya cargándose esas gorditas, porque orita traigo el brazo caliente... ¡haga de cuenta Samuel García!, porque anda disparando nombramientos por todos lados.
-¿A poco?
-Es que no quiere que ninguno... ¡ninguno! de sus directores o secretarios haga nombramientos, ¡todos los tiene que entregar él!
-Eso me recuerda mucho el estilo del NatiBross, porque hacía lo mismo... ¡nombraba hasta a los barrenderos del Palacio y de todas las secretarías!
-¿Y no será mucha distracción?
-Es que les gusta que todo mundo les ponga veladoras y les tenga lealtad.
-Así como yo con usted Tenchita... ¡son bien leal!
-Pos cómo no, si le lleno la tripa sin pago.
-¿Cómo?... ¿y las entregas?
-¡Una boleada del trasero no paga sus gordas, Gorrón jambado!... es más, de una buena vez agarre la bírula y se me va a dejar esto... ahí le mando un paquetito especial para la que siempre lo batea... dígale que no está sola.
-¡Ya dijo!