-Mire Gorrón, lárgueseme de aquí, ¡pero lárguese!... ¿no ve que solamente tengo servicio a domicilio?
-¡Ay Tenchita!, haga de cuenta que soy su repartidor, vengo por dos de papita con queso... uno de acelguitas con elote... y pa rematar tres de calabacitas en pipián, y si de pasada hay un entrego por mi rumbo, ¡me lo llevo y le ahorro la vuelta!
-¡Jaja!... ¿y qué dijo?, ya la hice taruga, hago como que le ayudo y me trago el otro... ¡Igualito que el Heliodoro ese!, que quiere su fideicomiso del coronavirus por mil millones... ¡Pa mamarse la mitad!
-¡Ay cachetitos de manzana golden!... ¿Usted cree?
-Perro que come huevo... ¡Manque le quemen el chipo!... ese ya se enmañó de robar, ¿a poco se le va a quitar orita?
-Pos güeno, supongamos que no... pero a lo mejor si le dejara la tarea de ese fideicomiso a otro o a otra...
-¿A la suegra?... ¿al Florentino?... ¿A Carlitos Mentiras el tesorero?
-No, pos tiene razón...
-Y tengo una manguera como la que traen los policías en la India para darle sus manguerazos en las nalgas a los que andan en la calle...
-¡No la friegue!... ¿sería capaz de golpearme?
-Si tuviera nalgas ¡sí!
-¡Ya deme mi itacate!