-¡Ay Tenchita!... de veras que está fresco a estas horas de la madrugada.
-Pos nomás a usted se le ocurre presentarse a las cinco de la madrugada... apenas voy encendiendo los fogones.
-Es que ya ve al tal Russildi, que dice que va a mandar a cerrar todos los negocios...
-¡Ah, rata desgraciada!
-¡Tenchita!
-No, mire allá en la coladera al otro lado de la calle... hay una... orita le pongo veneno.
-¡Ah qué alivio!... pensé que estaba ofendiendo a Russildi.
-¡Esa es otra clase de rata!
-¡Tenchita!
-Mire... la que lleva esa señora en la jaulita...
-¡Ah!, ese es un hámster.
-Pues sí, pero mire, hablando de esa clase de seres... ¿No fue Russildi el que iba a cerrar las pedreras?... ¿cuántas cerró?... ¡Igual que orita!, nomás anda amenazante para ir y "vacunar" a las empresas... a bajarles un billete para no cerrarlas.
-¡Rata hedionda!
-¡Gorrón!, no sea llevado.
-No, mire... la rata esa de la otra calle... se mete y se sale a la alcantarilla... deje voy a echarle veneno.
-Bueno, y de pasada llévese su itacate, porque ora nomás tengo pa llevar.
-Bueno, y cuídese de la rata...
-¡Nomás quiero que venga a tratar de cerrarme!
-¡No!...yo me refería a... ¡olvídelo!
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