Tengo de ti una palabra... No fue adiós, pero lo fue... No fue dolor, pero lo fue... No fue daga, y sin enbargo lo fue.
Era dulce mis oídos, pero hiel para mi alma.
-No, pos si se trata de andar cambiando el significado de las cosas, váyase a Palacio de Gobierno.
-¡Ay orejitas de malango!... Usted mira lo que no debe mirar...
-Pos a usted nada qué verle, la verdad... Pero le digo que se vaya a Palacio de Gobierno, porque Samuelín dijo que iba a los Ángeles a la Cumbre de las Américas, seguro pensó que le darían chance de poner sus pecosas nalguitas en los asientos que dejaron vacíos los dictadores.
-¿Pecosas?
-¡Ande, no me quite la inspiración!... Pos lo escucharon Aldo y don Javo, y los dos le dijeron que no fuera, pero él hizo como si le dijeran ¡anda y ve!
-Ta canijo... Casi como el hambre canija que traigo, pero no crea... Así y todo, mi cuerpo está fortalecido, como la relación de Samuel con el Congreso.
-¿Su cuerpo?... ¿Se refiere a ese cuerpo de perro parado?
-¿Y cómo no quiere que parezca perro parado si me tiene con la panza de farol?
-Pos ya sabe que su itacate está listo... Ahí le dejo su plato surtido.
-Es que no es lo mismo Tenchita... No es lo mismo ir pidiéndoselas.
-Pos si le gusta pedirlas, vaya a pedírselas a la más arcaica pieza de artillería de su arsenal familiar.
-¡Tenchita!... Qué feíta de modos, de plano.
-¡Plano tiene usted el trasero!... Y deje de interrumpir, que por eso se hacen los malos entendidos, porque ahora Samuel creó un organismo de Internet, de gobernadores de todo el mundo... ¡Y se nombró presidente!
-¡No me diga!... ¿Y quién es el vicepresidente?
-No, pos... El primero que se inscriba será vicepresidente... Orita están dando de promoción un tinaco.
-No, pos ya valió...
-Y usted pare de tragar y trépese a la bici... A bolearse el trasero para entregar.
-A entregar llaman...