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  • Foto del escritorRed Crucero

La gorda sin tiempo


Y nos encontramos, María Esther, en el neutral espacio donde los tiempos nunca se conjugan... Ni pasado ni presente... Es solo nuestro tiempo; el tiempo nuestro María Esther.


-¡Tiempo es lo que me hace falta!


-¡Y dale!... ¿De veras que no está leyendo mis atemporales versos, Tenchita?


-¡Ni quién quiera leer su lloriqueo!... No tengo tiempo para eso, porque orita me falta para leer las propuestas de todos los candidatos.


-¿En serio va a leer las propuestas?


-Es que me confié, porque empecé con las de Samuel García... ¡Y en dos minutos las acabé!


-¡Ah qué bárbara!... De veras anda usted muy puntillosa... Si la verdad el muchacho trae lo suyo.


-Y lo de Alfaro... Que le está mandando harto billete.


-Pos usted de repente se me Asamuela.


-Mire Gorrón jijo del hule... No me ande cocoreando de esa manera, que a mi jamás me verá hacer el ridículo con esos bailecitos...


-No, no... Me refiero a que le saca a todos los platos y no veo que me llegue algo de lo que agandalla.


-Es que tengo un pedido especial y debo a completarlo...


-Eso mismo le dicen Samuel y Colosio, le quitan del plato a todos los candidatos para gastar en sus campañas, porque ellos son los importantes.


-Pero aquí tengo su memela lista desde antes de prender el fogón... ¡Ande y trague!


-¡Ándele!... Qué felicidad verdabuena.


-Pero apúrele porque ya están esperando los pedidos...


-¡Me atasco Vasco!... Me jambo un mambo... ¡Ámonos!

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