Veamos los hechos fríamente...
López manda a capturar a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera.
Alguien le ordena liberarlo... y lo libera, mientras huye a Chiapas a un "evento".
Luego regresa y saluda a la mamá del célebre narcotraficante... acto seguido se echa unos tacos y pastel con el mismo joven al que había mandado a capturar.
Su relación con Ovidio crece, a tal grado que visita en cuatro ocasiones, por lo menos, a Badiraguato.
El grupo criminal se convierte en el operador electoral del proyecto presidencial, y así ganan gubernaturas imposibles y diputaciones perdidas.
El presidente adopta un aire triunfalista, su aliado es una gran palanca para apuntalar su proyecto presidencial del 2024.
Pero entonces ocurre lo impensado...
¿No le avisaron que iban a capturar a Ovidio?
¿Le avisaron y no pudo impedir que lo capturasen?
El caso es que desde entonces el carácter le cambió... irascible y además agresivo con sus "adversarios"... utiliza mentiras, utiliza insultos...
Hay algo que le molesta...
Entonces saca de la manga un proyecto imposible: Dice que va a tentar la posibilidad de traer al Chapo a purgar su condena en una cárcel mexicana.
¿Saben cuándo se lo van a entregar los gringos para que lo tenga en esas cárceles mexicanas de alta seguridad de las que se escapó en dos ocasiones?
Pero no se trata de traerlo, se trata de mandar el mensaje a la familia: "Sigo a su servicio".
Se trata de convencerlos de que no les traicionó... se trata de decirles siguen siendo equipo.
¿Será que le crean?