¿Qué tendría que pasar para que Carmen Aristegui, la hermosa Princesa Caramelo, se atreviera a tocar con una crítica al Rey de Chocolate?
Chairistegui, vergüenza para el periodismo, no fue sumisa, fue abyecta ante López Obrador.
Su trabajo con respecto a la fortuna de los hijos del Mandatario sin duda puso furiosos a los chairos que todavía quedan y desde luego, al propio López.
Es una señal, sin duda...
Carmen Aristegui sabe algo, huele algo o siente algo.
Pero documentar algo que ya todos sabíamos y firmarlo, es de alto contenido.
Es decir: Todos, o la mayoría de quienes seguimos a informadores anti López, sabíamos de la gran fortuna de sus hijos.
Los Trivago los llamaron unos...
Sus fotos junto a las novias venezolanas, cortesía del régimen bolivariano circularon con generosa profusión.
El nacimiento del hijo de uno de ellos en Houston, en vez de un republicano hospital de México.
Gráficas junto a los aviones privados o paseos en yate.
Lo sabíamos, lo criticábamos y bueno... en eso quedó, en indignación de redes sociales que en algún momento abonó para que el rechazo a López se acendrara.
Aristegui lo descubre ahora, lo documenta y lo presenta...
Que esa misma realidad la mencionaran muchos otros, usuales críticos de López Obrador, le daba risa al jefe de Palacio Nacional.
Ahora lo menciona Carmen... Carmencita, Carmenza del alma... La Princesa Caramelo de este régimen.
¿Qué falta?...
¿Que los gringos presionen más duro para evitar la reforma eléctrica?
¿Que su decreto para que no se abran las licitaciones de sus obras sea tumbado por la Corte?
¿Que el Ejército siga en plan de abandonar la política de abrazos y no balazos para pegarle al "cártel amigo"?
¿Qué sigue?
Solo faltaba Carmen...
Y recuerde usted que el sabio filósofo Gabilondo Soler, grillo a fin de cuentas, atisbó cierto final terrible en el que El Rey de Chocolate comenzó a llorar tan fuerte... que al llorar tiró el palacio...
¡Y un merengue lo aplastó!