A la luz de las más recientes encuestas...
MORENA solamente iba a ganar cuatro gubernaturas de calle... peleaba en seis y tenía cinco perdidas.
Todas las casas encuestadoras hablaban de una debacle para MORENA...
Al final usted vio la cantidad de gubernaturas que se llevaron; solamente dejaron Chihuahua y Nuevo León en manos distintas a las suyas.
Y así ha ocurrido desde hace mucho...
Las encuestadoras en promedio, le daban a López en promedio, más del 60 por ciento de los votos del padrón... al final obtuvo el 52 por ciento, cuatro puntos sobre la oposición unida.
En la Ciudad de México nadie vaticinó la debacle de MORENA.
¿Qué pasa?
Que las encuestas dejaron de ser herramientas útiles para inferir a través de ellas una realidad que a simple vista no se atisba.
Salvo honrosos ejemplos, como Salvador Borrego y Héctor Hugo Jiménez, el resto están para el perro.
¡De plano!
La cosa es que a estas alturas del partido y con ese antecedente, hay quienes dan todo el crédito a las encuestas de Mitofsky sobre el índice de aprobación de López Obrador.
Digo yo...
¿Cómo es posible que brillantes analistas tomen como base mediciones cuyos antecedentes son penosos, para vendernos una realidad lejanísima?
La única medición está en las calles... en las redes... en el taxi.
López se desplomó hace mucho y ahora mismo está barrenando.
¡Obvio!... si el narco opera a través de MORENA en zonas específicas del País, va a parecer que López es una fortaleza granítica.
La realidad no está en las encuestas, está en el rechazo que se deja sentir entre la gente del Mesón Estrella... en las calles devastadas de la huasteca veracruzana... en el Hidalgo olvidado bajo el agua.
El reto es evitar que esa realidad sea distorsionada por los narcos de la política,
De eso debiéramos hablar... en eso debiéramos estar.