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  • Foto del escritorRed Crucero

Mexicanos de primer mundo con gobierno bananero


Mi amigo Xavier Ezcurdia viajó el viernes desde París a Ciudad de México... originario de Puebla y avecindado en Monterrey, venía feliz porque acababa de firmar contrato para proveer a Bombardier de microcomponentes para computadoras de viaje.


Veinticinco millones de dólares en el primer año...


Durmió apacible, con una gran sonrisa en sus labios, soñando con las cosas que va a dar a su familia en el primer contrato "decente" que firma, en 20 años de talacha incansable desde que instaló su empresa.


Tiene 57 años de edad, pero se siente de 18...


La madrugada del sábado se despierta a bordo del vuelo de Aeroméxico, escucha el aviso de que en 25 minutos aterrizan en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México... entonces piensa en la llegada a casa, el vuelo madrugador a Monterrey, los abrazos, las buenas noticias y la celebración.


De repente, cuando comenzó el descenso algo ocurre... el avión ya no baja, hay rostros de preocupación entre el personal de vuelo.


Pasan minutos que parecen rondar con la eternidad...


El avión no puede aterrizar; piensa en que quizá no bajó el tren y se imagina en un aterrizaje sin llantas... en riesgo... el peligro de morir y ver que todo se derrumbe antes de comenzar... piensa en los rostros de su hija de 24 años... en Salim, de 17... en su esposa devastada.


Sacude la cabeza... no, eso no va a pasar... inclina el rostro, ora con fe.


Finalmente el piloto dice que existe un problema con la torre de control, que se ha cortado la comunicación y no se les puede asignar pista, que están a la espera de que el problema se solucione, pero que no se preocupen, hay combustible suficiente para sobrevolar durante varias horas.


Finalmente se restablece la comunicación, y el vuelo puede aterrizar... suspiros de alivio y oración de gratitud.


Xavier sufre las consecuencias de la falta de inversión en el mantenimiento de los equipos que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes debiera mantener en perfecto estado y con respaldo.


Xavier vivió una terrible angustia que rozaba en la agonía por todas las películas de terror que su mente fabricó.


Xavier es un ciudadano de primera, que no escatimó en esfuerzo, en desvelos e inversión.


El vivió en austeridad casi monacal, mientras invertía casi todo el recurso en mejorar su empresa.


Así se fabrican los triunfos como el que acaba de materializar con una gran empresa de talla internacional.


Xavier es un ciudadano de primer mundo, con un gobierno que entiende la austeridad al revés... que gasta en sus hijos que viajan por todo el mundo con sus mujeres-modelo provistas por los hermanos bolivarianos.


Xavier es un ciudadano de primer mundo, con un gobierno que ahorca a los organismos encargados de brindar servicios de calidad a sus ciudadanos, pero que derrocha en compras sin licitación, en obras faraónicas inservibles.


Así como él, hay miles de mexicanos quienes se la rifan a diario, que trabajan durísimo para brindar productos y servicios de calidad, y por ello navegan a contracorriente de un gobierno inepto y corrupto, que en vez de ayudarles, estorba su esfuerzo.


En pocas palabras...


Xavier es un mexicano de Primer Mundo, con un gobierno de república bananera.


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