Hay un presidente quien sueña que México no hace más que escuchar sus sermones... que México se emociona con sus arengas... que el pueblo bueno le enciende veladores todas las noches, junto a las imágenes de la Virgen y San Juditas.
Hay un presidente que recibe un bofetón...
Un bofetón enfrente de toda la concurrencia en la cantina.
Un bofetón enfrente de los amigotes.
Un bofetón mientras tiene a la novia sentada en las piernas.
Entonces alguien tuvo la culpa, porque no es su discurso, ¡qué va!...
Tampoco puede ser culpa de la aceptación a su mandato y su proyecto, ¡no hay manera!
¿Serán los videos de sus hermanos hinchándose de billetes?... ¿A quién se le ocurre?, él fue clarísimo al señalar que se trataba de aportaciones normales.
¡Los está invitando a que le den el SÍ a la idea de castigar precisamente a los corruptos!
Pero a los otros corruptos, no a sus hermanos... ni al Ackerman... ni a Bartlett... ellos son leales soldados de la revolución.
¡Carajo!
No vuelva señor, a dejar estos procesos en manos del podrido INE...
Para la próxima vamos a lo que refleja el auténtico anhelo democrático mexicano... Vamos a citar a la chusma en el Zócalo, lanzarles un discurso y allí mero llamar a todos a que voten a mano alzada.
¿Quieren que meta al bote a estos curruptos?... a estos... no a estos otros.
Solamente a los que yo digo.
¡Así se hace una consulta, carajo!