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  • Foto del escritorRed Crucero

No quería escribir de futbol, pero Boy


Por José Luis Galván Hdz.



No quería escribir de futbol, porque no creo que ese deporte signifique violencia, enajenación, barbarie…muerte. Mientras unos pseudo aficionados se enfrascaban en una batalla campal en el estadio de futbol Corregidora, en Querétaro, ese mismo sábado una figura del futbol mexicano, un icono del club Tigres; seleccionado nacional y capitán del equipo en el mundial de 1986, Tomas Boy Espinoza, era hospitalizado en Acapulco para enfrentar lo que sería el último juego de su vida.

Las coincidencias y la cabalística se presentaron en la partida del “Jefe Boy”. En ese mismo estadio donde hubo desmanes y violencia, un 5 de febrero de 1985, la selección mexicana ganó 5 a 0 a su similar de Polonia y el anotador del primer gol de la historia del Estadio, por un tiro libre fue ejecutado justamente por el “ciruelo” Tomas Boy Espinoza. Cábala o coincidencia, la playera que siempre usó con Tigres fue la número 8 y se iba de este mundo un 8 de marzo a las 8 de la noche.

La primera vez que vi jugar a Tomas Boy, era apenas un niño, iba con mi hermano Beto al estadio universitario. Como había poco dinero, estábamos en la puerta de entrada esperado que un señor nos pasara, ya que antes en las gradas de sol un niño entraba gratis con un adulto. Solo teníamos 10 o 12 años, nos íbamos solos, pero no había inseguridad, ni barbarie, ni barras; nos sentábamos con la porra de sol del “Chino” solo a gritar y animar a nuestro equipo. El número 8 era uno de los más coreados desde que salía al campo, su presencia nos hacía vibrar y levantarnos de las gradas para cantar a coro los golazos del Jefe Boy.

También hay que decirlo, era inevitable no hacer polémica en torno a Boy, por su carácter, por su pasión y porque a decir vedad creo que el futbol le quedo a deber. En la casa ya de grandes después de ver el juego sabatino de los Tigres, alguna vez al ver uno de sus partidos ya como entrenador, surgía la polémica: ¿Por qué no dirigía a los Tigres? Algunos argumentaban que, por su carácter, inclusive uno de los amigos contó que en un aeropuerto Tomas Boy no lo saludo, como si ese fuera un motivo para no dirigir al equipo de sus amores. Otros seguidores del Jefe también reclamaban su espacio como técnico de la selección y algunos más decía que como dirigió a los Rayados la directiva de CEMEX no lo quería. Así era hablar de Tomas Boy.

Quizá por eso no quería escribir de futbol, porque además no podemos regresar al primer tiempo, al minuto uno, a esas primeras glorias del club tigres, el campeonato de 77- 78, el dramático subcampeonato 79-80 y la locura del campeonato 81-82 en penales. Cómo se extrañan esos sábados de tardes de sol, en donde la violencia más extrema era el calor. Evocar esos tiempos en que jugaba el Jefe Boy con Tigres es recordar mi niñez, mis amigos, la inocencia con la que vía el futbol. Quizás lo único que debo escribir sea: Gracias, Tomas Boy Espinoza. Gracias, Jefe Boy.

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