De entrada, debo reconocer, hay una nueva forma de hacer política.
Novedosa, mejor dicho.
Es como cuando el niño juega contigo a que se tapa los ojos y jugamos a que desaparece... Yo digo que no lo veo y el pequeño ríe divertido.
Es un juego.
Pero cuando llega la hora de pedirle que levante sus juguetes... O que se meta a la ducha... O que coma la sopa...
Y el pequeño usa el mismo truco de taparse los ojos para "desaparecer", entonces estamos en un grave problema.
Así ocurre...
La novedosa forma de hacer política nos ofrece una clase de nepotismo clarísima, escondida bajo una Ley Orgánica que trae duplicidad de cargos...
Y todo mundo tiene que fingir que no lo ve.
La novedosa forma de hacer política nos ofrece una encuesta con el apabullante índice de aceptación del 75 por ciento... ¿Aceptación a qué... Sobre qué?, si todavía no comienza su trabajo, ¿qué es lo que miden?
La novedosa forma de hacer política nos dice que el gabinete no tiene compromisos, pero repiten algunos del anterior y defenestrado gobierno estatal... ¿Se supone que no lo vemos?
¿Se supone que tenemos que fingir que el niño no está... Que no vemos los juguetes tirados?
Pero bueno, esto apenas comienza y Samuel tiene algo de tiempo para demostrar a los escépticos que aunque su manera es poco ortodoxa, quizá sea efectiva.
Pero no...
No vamos a fingir que no lo vemos... Ni vamos a estallar en júbilo asegurando que una tabla con un clavo es el gran diseño de una nave espacial.