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  • Foto del escritorRed Crucero

¿Quién me ha robado el mes de abril?



Por José Luis Galván Hdz.


“¿Quién me ha robado el mes de abril? Lo guardaba en el cajón donde guardo el corazón”… Así dice una de las canciones del maestro Joaquín Sabina, que hoy recuerdo ya que en estos tiempos hemos tenido que guardar nuestros sueños en un cajón, porque el Covid-19 amenaza con robárselos.


Mientras que guardamos los sueños, nuestras nostalgias salen entre las calles deshabitadas de la ciudad, circulan a contraflujo, evaden algunos fantasmas que necesitan salir a trabajar y suelen chocar contra el temor que se nos escapó de nuestros corazones, por lo cual sólo nos queda respirar profundo y decir: Adiós al mes de abril.


Veo el calendario y sé que también se fue con abril la semana santa, así como nuestras tradicionales vacaciones familiares que solíamos tener en las playas de Tampico, donde mi mujer Isa se encontraba con su familia, su hermano y su madre; mientras nuestros niños, Iker y Gabrielo, podían jugar en la arena con sus primas.


Nuestros pequeños la mayor parte de este tiempo de cuarentena ríen y juegan, contagiando de alegría este encierro y logrando por momentos que se nos desparezcan los temores por la salud y las preocupaciones por la economía; pero de repente también ellos reclaman, sienten que les han robado su 30 de abril.


Hay semanas que se fueron volando en este mes, entre juegos de mesa como el Turista y otros igual de divertidos como Caras y Gestos, Basta, etc… Además de practicar algo de cocina horneando un pastel, un pay o preparando pescado, espagueti y por supuesto carne asada; no podía faltar por supuesto en este lapso de tiempo ver todas las películas que nos encontrábamos de superhéroes, todo en familia.


Pero también hubo días que parecían no tener fin, por los insomnios que me asaltaban y hacían aparecer ante mí, como sonámbulos, pensamientos llenos de preguntas sin respuestas, recordándome las incertidumbres del ¿hasta cuándo? ¡Si ya se fue abril! ¿El coronavirus acaso piensa quedarse sin ser invitado?


Mientras nosotros nos cuestionamos en nuestro encierro, también hay que decirlo otros salen día a día como ángeles solitarios a cuidar nuestra salud, algunos más a limpiar nuestras calles, a producir, transportar nuestros productos básicos y los más vulnerables se la rifan, andan en las calles trabajando para tratar de ganarse su alimento diario.


A muchos de ellos los vemos deambular como fantasmas por las calles de la ciudad, les roban sus sonrisas, hasta su medio de transporte por unos días; les quitaron también horas de sueño, les aplazaron días de descanso, les recortaron salarios, aunque esa gente sea el grupo de los indispensables, los valientes que siguieron de pie y a quienes también les robaron el mes de abril.



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