No existe peor enemigo para un país que la terquedad de un gobernante por imponer su voluntad, tal es el caso de la Reforma Eléctrica propuesta por AMLO.
Este proyecto representa un retroceso, porque entre sus propósitos se encuentra el generar energía con combustibles fósiles dañando el medio ambiente.
Yo la nombro reforma tóxica, porque no atiende la emergencia climática que vivimos y la mala calidad del aire aumentará y así la cantidad de personas afectadas.
Además, se contrapone a los tratados internacionales y al Acuerdo de París que establecen medidas para la reducción de gases de efecto invernadero, incumpliendo con lo ya acordado.
En el plano económico aumentará el costo de la luz y con la cancelación de concesiones a empresas privadas se pagarían cientos de miles de millones depesos por concepto de indemnización.
Incluso, Estados Unidos mostró su inconformidad al mencionar que esta propuesta deteriorará el medio ambiente al buscar un control y al limitar la competencia.
La compra de voluntades en San Lázaro fue revivida y un diputado priista manifestó que votaría a favor, traicionando a México y a los ciudadanos que representa.
En cambio, un Diputado del Partido Verde decidió renunciar a su bancada y defender el medio ambiente, contrario a sus demás compañeros de partido que según dicen se preocupan por la ecología pero sus acciones son tóxicas.
Para que esta reforma sea aprobada se requiere del voto de dos terceras partes. Es decir, se ocupan 334 votos y Morena, PT y Partido Verde juntan en total 276, más uno del priista. Les faltan 57 votos de la oposición.
Y como se veía venir, esta reforma fue rechazada, la oposición resistió. Y ahora AMLO amenaza con enviarotra iniciativa a la Ley Minera para nacionalizar el litio.
Esta es nuestra cruda realidad.
Es cuánto.
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