Hacía un calor de 43 grados, y en Montemorelos la sensación andaba por los 48.
Así llegó Sócrates Rizzo, gobernador de Nuevo León aquel verano del 94, para verificar la entrega de apoyos federales a los citricultores de la región.
Todos muy amigos del Presidente Salinas, quien desde México sentía la peor parte de su sexenio, con el asesinato de Colosio y el de Ruiz Massieu.
Iba a tomar la palabra Israel Rojas, pero un viejón, don Amado Garza pidió breve la palabra para agradecer que ahora los apoyos fueran en dinero...
"Porque abono ya nos mandaron mucho, los estudiantes de agronomía que mandaron para ayudar se la pasaron cagándola"...