Rogelio Villarreal, alcalde priísta de San Nicolás, poseía una tremenda voz.
Sin embargo, muchas veces prefería el tono sosegado, porque decía que era importante darse a entender, que emocionar a los oyentes.
Un 5 de febrero le tocó dar el mensaje constitucionalista, en el evento que se llevaba a cabo en el interior de Palacio de Gobierno, con algún invitado del Gobierno Federal, y todos los alcaldes, además del Presidente del Congreso y el del Poder Judicial.
Le insistieron que debía ponerle enjundia al discurso, porque en cada estado y en La Plaza de la Constitución, era el discurso del que salía la nota de ocho columnas en todos los medios.
Ya se preparaba a salir antes de ser anunciado, cuando Pedro Pablo Treviño del Bosque le hace una señal tocándose la entrepierna... Villarreal asiente, como diciendo, sí, ya sé...
Pedro Pablo insiste... Y finalmente se le acerca apresurado; Rogelio Villarreal le dice... "Ya sé, ya sé, hay que ponerle de esos al discurso".
Y Pedro Pablo le corrige...
"Sí, póngaselos al discurso pero no los ande enseñando... ¡Súbase la bragueta!"