Era don León A. Flores el oficial mayor del Gobierno del Estado en la administración de Alfonso Martínez Domínguez, y su hermana Nena la presidenta estatal de la Asociación de Hoteleros.
Poco coincidían en eventos públicos, porque la tarea de León era más administrativa que de reflectores o política.
Pero en un brindis de fin de año, y con el anuncio de una inversión sin precedentes en el ramo de la hotelería como parte del proyecto original de la Macroplaza, que incluía la instalación de los corporativos de las grandes empresas en dicha área, coincidieron los hermanos.
León habló a nombre del gobierno, luego de que su hermana agradeciera el impulso a la industria sin chimeneas, el turismo en Nuevo León, para bien de la hotelería.
Dijo don León: "Es obvio que nadie, como don Alfonso, ha sido tan pródigo con la industria hotelera, desde que llegó al gobierno, lo vemos de hotel en hotel..."
Cuando terminó la frase y fue consciente del efecto que tuvo... don Alfonso sonreía con aquel gesto de "La cagaste... la cagaste".
Don León no descompuso la figura ni se atragantó...
"Pudiendo gastar el dinero en erigir casas de gobierno, o salones propios del gobierno para tales efectos, ha decidido que sus reuniones de gabinete, reuniones con gente del gobierno federal, con dignatarios extranjeros, todas se hagan en las excelentes instalaciones que nuestra industria hotele
ra ofrece... el costo es el mismo que construir algo del gobierno, pero el beneficio llega a miles de familias que se benefician de la hotelería".
¡Bravo!... hubo un gran aplauso para el discurso...
León, con esa sonrisa cortita que le caracterizaba va y saluda a todos en el presidium, incluyendo a don Alfonso quien le dice al oído, según me lo platica quien estaba al lado.
"Buena pieza León... buena pieza, saliste perfecto del atolladero, muy bien por ti... ¡Estuviste a nada de que te llevara a un hotel hijo de la tiznada!"