(Anécdota recordada gracias al genio de The Cow Treviño)
En Monterrey coincidieron Pedro Ojeda Paullada, Don José López Portillo, por ese entonces un gran presidente que tenía enamorados a los regios con tanto apoyo y créditos... y desde luego don Alfonso Martínez Domínguez, gobernador de Nuevo León.
Ojeda Paullada, siempre fiel a la revolución, y alguna vez soñador con la candidatura presidencial por su amistad con López Portillo, recibió en su momento todo el apoyo de Martínez Domínguez.
Aquella vez, platicaban de la manera en que Monterrey crecía...
"Debieras organizar algún evento en el Campestre, para platicar con los empresarios en un ambiente más relajado", dijo López Portillo a don Alfonso.
Ojeda Paullada coincidió en la idea... "tengo ganas de practicar algunos tiros en ese campo, me han contado cosas muy buenas de él".
Don Alfonso y don Pepe lo miran extrañados...
"¿A poco ustedes no juegan golf?... ¿tú no juegas Alfonso?"
-No, yo no sé jugar esa cosa...
"¿Y usted señor Presidente?
-No, yo tampoco juego...
"¿A poco no sabe jugar?"
-Claro... sé jugar al golf... ¡Pero todavía tengo una vida sexual activa!